Sobre todo, vale la pena visitar Cracovia, la antigua capital de Polonia, famosa por sus excepcionales monumentos arquitectónicos y por su ambiente amistoso. Gdansk, Wroclaw, Torun y Kazimierz Dolny son antiguas ciudades pintorescas, consideradas como unos de los lugares más hermosos de la Europa nordeste. Varsovia tiene muchísimos recobecos excepcionales y es seguro que hay que verla. En Polonia podemos encontrar numerosos castillos y palacios (algunos de ellos ofrecen alojamiento) y muchos otros lugares de interés, como las minas de sal más antiguas en Wieliczka o el Canal de Elblag.
A los que buscan silencio, tranquilidad y el contacto con la naturaleza les aconsejamos reposo en el campo. Las fincas agroturísticas aseguran un ambiente casero y la posibilidad de conocer la vida del campo (se puede, por ejemplo, participar en las tareas de cada día). Se ofrece a los turistas un variado programa de actividades de ocio, empezando por festines con degustación de las comidas típcas y talleres de preparación del pan casero terminando con varias formas de recreo activo, como el esquí, la equitación, el descenso en canoa o el recorrido por las montañas. En el retiro de los bosques, en los que abundan bayas y setas, se puede descansar del alboroto de la ciudad. Es, sin duda, una forma de recreo accesible para todos.
La historia de Polonia son períodos de prosperidad y de decadencia entretejidos, durante los cuales las fronteras han cambiado muchas veces y la paz era rara. Polonia recuerda la época áurea de la democracia nobiliaria, pero también duras dictaduras, conquistas, divisiones e invasiones del país y los levantamientos a mano armada. Pero el período más desventurado, fueel siglo XX, marcado por dos guerras mundiales, la aparición de los campos de exterminación en el país, el aniquilamiento total de muchas ciudades, la pérdida de población y de territorios, así como el régimen comunista de la postguerra. Nuestra rica historia hace que Polonia sea un país muy interesante, digno de ser conocido de una forma más profunda.
Para compensar lo dicho en el parrafo anterior hay que resaltar que en Polonia hay 22 parques nacionales, muy variados en cuanto a las riquezas naturales. El variado paisaje del país incluye la costa del Báltico, los numerosos lagos y ciénagas, las fecundas tierras bajas y las montañas. Los valles de Narew y Biebrza y las selvas de Tuchola o Bieszczady encantan por su naturaleza silvestre, las vistas de los Tatra causan una inmensa admiración, mientras que Mazuria o la Isla de Wolin son un paraíso para los aficionados a los deportes acuáticos. Destacan también los numerosos centros de salud polacos.
Polonia es uno de los países más religiosos del mundo. Las numerosas iglesias, catedrales y capillas, así como los lugares de culto, como el monasterio del Monte Claro en Czestochowa, Kalwaria Zebrzydowska o el Templo de la Misericordia Divina en Lagiewniki no sólo son la meta de muchas peregrinaciones, sino también monumentos arquitectónicos interesantes. Wadowice y Cracovia son las ciudades donde transcurría la vida de Juan Pablo II. Por otro lado, en Silesia se pueden admirar templos protestantes, mientras que en la parte este del país se han conservado iglesias ortodoxas de madera, así como las mezquitas de la minoría tártara. Además en el casatillo de Wawel en Cracovia está situado uno de las siete chacras del mundo señalados por los hindús.
La identidad polaca se formó mediante el encuentro con vecinos y otras naciones que comerciaban, luchaban o convivían con los polacos. En Polonia se pueden encontrar huellas de la cultura alemana, judía, ucraniana, italiana, holandesa, armenia, checa, lituana, austríaca, sueca, danesa, rusa y varias otras; los representantes de algunas de estas naciones todavía siguen viviendo en Polonia. Le invitamos a descubrir la variedad cultural de Polonia y sus relaciones con otras naciones.