Baja Silesia se sitúa en la parte sudoeste del país, en el valle del río Oder. El carácter de la región ha sido, en gran parte, determinado por muchos siglos de historia turbulenta, así como por las influencias culturales de los países colindantes: la República Checa y Alemania. A lo largo de los siglos la región ha estado bajo el dominio checo, austríaco, prusiano y finalmente, después de la II Guerra Mundial, pasó a formar parte de Polonia.
La mezcla de diferentes influencias culturales se refleja en la arquitectura de la región. Además de los muchos monumentos antiguos, los turistas pueden admirar también los hermosos paisajes de la zona. En la parte meridional de la región hay varias cadenas montañosas, como Karkonosze (Los Montes de los Gigantes) con el pico más alto, Sniezka, de 1602 m, las montañas Izerskie y las montañas Stolowe, con su relieve excepcional e impresionante. Es un lugar perfecto para los amantes de la escalada en roca y a las excursiones por la montaña. Szklarska Poreba y Karpacz tienen mucho renombre entre los aficionados a los deportes invernales, mientras que Kudowa-Zdroj es una de las muchas estaciones de cura de Baja Silesia, conocida por sus aguas minerales y un microclima único.
Wroclaw, la capital de la provincia, es un centro cultural lleno de vida, donde se celebran muchos famosos festivales de teatro y música. Además, la Ciudad Vieja de Wroclaw es considerada como una de las más preciosas en Europa. Entre los numerosos monumentos antiguos de la región destacan las abadías cistercienses en Trzebnica y Lubicz, la iglesia barroca en Wambierzyce, la capilla de las calaveras en Czermna, la iglesia de madera en Swidnica y los castillos (entre otros los de Ksiaz, Chojnik y Czocha).